miércoles, 26 de marzo de 2008

Las chicas del PAMI, mi amiga y yo


Últimamente la gente me recuerda indirectamente, la duración que tienen las cosas, la amistad, el amor, la adolescencia, bla, cosas que terminan, que empiezan, y otras que quizás queden en stand by.
Así como el cine es lugar de encuentros, de amores escondidos, de momentos solitarios, o lo que a cada uno le signifique (quizás sólo el hecho de ir a ver una peli y nada más), también es lugar para que, en mi caso, me cuestione cosas acerca de mi futuro. Ya sea en cuestiones laborales o en otros asuntos.

Ahora quiero hablar de esos otros asuntos, y es que hubo un día que fuimos al cine con una amiga, a ver La Flor de mi Secreto, de Almodóvar. Sí, ya sé, es re vieja, pero la daban en un ciclo especial con pelis de él, en el Centro Cultural Borges. Una vez dieron las de Lynch, pero no fui a ninguna, (¡pucha!, porque había un par que no tenía vistas) así que me lo perdí por completo.
Lo principal de ésta ocasión es que la proyección era un día sábado, a eso de las siete u ocho de la tarde (tarde en ese momento porque era muy de día... por febrero).
Así que mi amiga y yo, llegamos, compramos las entradas, acaloradas, entramos en la sala (una especie de mini cine con sillas grises, comunes e incómodas), nos acomodamos, y descubrimos que éramos las únicas personas menores a 50 años que llegó a la proyección.
En total habrían ido, ¿diez señoras?, o por ahí... Y nosotras, claro.
Algunas eran amigas, iban de a grupos de cuatro, otras que fueron de a dos, un par solas, y entre ellas, había una que cuando estábamos entrando, mostró un papelito al señor de la entrada, explicando que le habían hecho un transplante de cornea, y que estaba habilitada, por esa razón, a entrar gratis... y pasó. Oh Dios, pensamos, le transplantan la cornea y ¿¿¿tiene que ver una película???. Fue algo cómico a lo que instantáneamente nos miramos y nos costó comprender tal situación. Para mí, la gente se aprovecha de todo para conseguir cosas gratis, hoy en día critican a la supuesta generación adolescente de "Las peteras", pero esta señora mayor me sorprendió, transplante de ojos (bueno, cornea), ver película, gratis... mmm... qué raro. Será que estaba prescripto en su receta oftalmológica.
Aclaro, nos descostillamos de risa muy por lo bajo.

Cuando la peli transcurría, yo moría de hambre, pero de todas formas, la pasé muy bien. Las señoras se descostillaban (sí, de risa también) a cada comentario o alusión a la soltería, a cada signo de soledad dramatizada tragicómicamente por las "chicas Almodóvar", y nos dimos cuenta que les causaba gracia porque realmente se sentían identificadas, o porque en algún momento de su vida se habrán sentido igual... (cosas de señoras).
El único momento en el que no pude contener mis costillas dentro del cuerpo para largar una carcajada vibrante y contagiosa, fue cuando en una parte, se muestra el plano detalle de una tele, con la transmisión de un programa donde la gente grita como loca, supongo yo, era un concurso para ver quién aguantaba más tiempo el gritar alguna palabra, o sólo dar un alarido.
La escena fue tan bizarramente encastrada entre dos otras escenas llenas de tensión, que no pude, no pude aguantar, y estallé. Mi amiga más tarde me confiesa que ella también se estaba conteniendo, pero que cuando me escuchó reir, ahí se largó ella también. Y nos descostillamos juntas sin parar, fue graciosísimo. Todavía me acuerdo y me da mucha risa.
De las diez señoras que había, incluso la transplantada, nadie se rió. Todas calladas... ¡¿Cómo no les causó gracia?! ¡Si fue genial!. Bueno, la cuestión es que no tuvimos vergüenza en rodar por los suelos agarrándonos las panzas del dolor que nos produjo la risa.

Cuando la peli terminó, las señoras, mi amiga y yo, nos fuimos. (Después caí en la cuenta que un sábado a esa hora sólo nosotras podíamos estar ahí, más las chicas del PAMI. En ese momento la juventud estaba vistiéndose de noche para recorrer la noche "taaap" de capital y alrededores.)
Antes de irnos les saqué una foto espontánea a las chicas, porque fue un buen momento para tener de recuerdo. También las filmé cuando se iban.

En fin, me cuestioné si yo, en el caso de llegar a vieja, seguiré teniendo esas salidas, seguiré yendo al cine con amigas, o yendo a tomar algo en un barcito para ponernos al tanto de nuestras vidas, reirnos, hablar de hombres, o de familia, de trabajos o de jubilaciones. Me pregunto seguido, si seguiré con el ánimo de seguir viviendo, como esas señoras que compartieron una linda noche mirando a Almodóvar y pasando un buen rato con gente que supongo, quieren.
Siempre digo lo mismo, yo de vieja, quiero salir con mis amigas, ir del brazo, hacer papelones en la calle, charlar mucho, tomar algo por ahí, ver películas en el cine, ir a eventos culturales, y quién te dice que, quizás en esa época nos fumemos algo juntas, en la calle (risas) o donde sea.
Hacer lo mismo que ahora. Divertirme, pasarla bien, tener un alma joven aún cuando tenga ochenta.

viernes, 21 de marzo de 2008

Secreto

Ayer canté Eight Days a Week, de los Beatles, y Pasiones Zurdas Derechas, de Divididos.

Hoy canté Sunday Morning, de No Doubt. En la ducha.



jiji

martes, 18 de marzo de 2008

A pochoclear

Ir al cine es todo un acontecimiento que puede revelar la personalidad de la persona que te acompaña...
Sí. Aunque no parezca, porque el cine no es ámbito de charla, uno se sienta para fijar la vista alrededor de una hora y media en una pantalla que, obviamente, es la vedette de la sala. La gente te calla ante la menor risita, pero claro, vos no podés callarlos cuando no paran de hacer sonidos pochocleros durante toda la película.
Uno también hace un esfuerzo extra por seguir el hilo de la historia, porque no existe el adelantar o retroceder tan amigo de nuestros controles remotos. (Sobre todo yo, que me distraigo fácilmente, hago un esfuerzo sobrehumano).
Tampoco podés estar todo despatarrado, porque los asientos te piden un poco de civilización, y no te queda otra que estar como un señorito inglés, con la espalda demasiado recta a lo que estamos regularmente acostumbrados.

Entonces, ¿cómo puede ser que para mí, se pueda descifrar a esa persona en tales condiciones que delatan muy poco al no poder hablar y/u observar directamente a la otra persona?.
Pero sí, el lenguaje corporal sigue estando, quizás hay que mirar un poco más otras cosas, como lo que hago yo, y bueno, miro la peli, pero también, me hago la tonta y miro todo (jijijiji).
Una cosa es que te rías con tu amiga, que hagan ruidos escandalosos cuando están sacando toda la comida que trajeron de contrabando escondidas en las carteras, las botellitas de Coca (sí, la vecina), y se sinceren ante el primer signo de embole, que hagan comentarios estúpidos, y se rían de la gente que está, ya que siempre algún nuevo personaje se encuentra.
Pero acá estoy hablando de hombres, señores y señoras. ¿O a quién más nos importaría estudiar en la sala del cine? Bueno, además de a la peli.
Queremos saber quién nos está acompañando en una noche, quizás, melodramática, para terminar en una relación triangular, romántica, y terminar casados y felices para la eternidad, o de terror, para huir corriendo a tu casa y desear que el monstruo no te persiga por el resto de tu vida, o hasta que mueras entre sus mandíbulas.

Uno de ellos es el hombre que le quiere dar, la invita al cine, y no hace nada. Ella espera que el susodicho le haga algún comentario, algún abrazo mentiroso, y si es alguna película de terror hasta pretendería que fingiera susto, cual niño de mami. O mejor no, porque podría llegar a parecer un flojo.
Bueno, como el sujeto en cuestión no emite ningún movimiento, ni comentario, ni mirada cómplice, ni nada, ella piensa: Seremos buenos amigos. O: No sabe cómo actuar.
Pero de ninguna manera los catalogamos como imbéciles. Después de todo, si es una primera cita, se entiende que el ambiente todavía esté tenso. Por ende, el cine es la excusa de todo hombre temeroso para salir y no hablar por un buen rato, para ir tomando valor durante la hora y media, y después quizás, llegar a hacer algo, del tipo, "cariñoso".
En el caso de que no sea la primer cita ahí sí, decilo tranquila: Es un imbécil.

Después está el tipo con el que ya salieron un par de veces, van al cine, y te vive calentando con la manito de acá, manito de allá, cabeza en hombrito, pero no termina nunca de agarrarte la cara cual escena de amor en los cincuenta y darte un beso pasional, para después seguir viendo la peli, y desear que termine pronto para terminar con un final feliz. Este tipo de hombres son los que esperan ocho horas en un día para darte un beso, y hasta las cuatro de la mañana de la vigésima cita para sugerirte tener un encuentro méramente sexual, para después terminar rendido en la cama. Y vos, pensando: ¿Para ésto esperé tanto? Chau. No la sigas.

Uh... ¡El tipo que se duerme! Quizás sea de esos hombres que compartieron más de una cita, pero considero imperdonable semejante acto de desinterés, para con la película en cuestión, y por supuesto, más que nada, con la pobre persona que tiene que comerse ese garrón. Ni hablar si el bello durmiente ronca. Esos tipos son aburridos, no tienen creatividad, y les falta capacidad para la resolución de problemas. ¡¡¡Lo maté!!! Jajaja, me agarró risa en serio.
No, pero realmente creo, que si en esa situación se duerme, ya está, más aburrido no puede ser, despreocupado, y cómodo. Todas las cualidades que se encuentren en los dos últimos párrafos pueden llevarse a la práctica al resto de las actividades cotidianas que una pueda llegar a compartir con tal señor.

Todo varía según el grado de confianza que uno tenga con el otro, con la cantidad de citas, etc. Pero son detalles para detenerse, y correr si una está a tiempo. Como también es criticable la actitud de algunas mujeres, que particularmente, me da mucha vergüenza ajena recalcar por ejemplo, las minas que constantemente piden a gritos corporales que el novio les de pelota, cuando dicho novio, está totalmente inquieto, apartándose de las rascadas de espalda y de cabeza ruidosas, motivo de las largas uñas de ella, potenciado el ruido por la áspera y escamosa piel de él. Conduciendo ésta situación, a la incontenible distracción de los pobres espectadores que los rodean, generando unas ganas de arrancarle los pelos a la histérica, porque, aseguro que lo es, y diciéndole, a gritos: Andá y hacete romper el ort*. O cualquier cosa, con tal de que la corte.

Y bueno, creo que a veces nos quejamos de no llegar a conocer bien a él o a ella, pero me parece que podemos encontrar mil formas de conocer a una persona, habría que ser más sutiles, no pretender que nos cuenten todo, ir un poco más allá de lo esperado y leerla cual película en sí, que tiene mucho más para analizar, después de una primer mirada superficial.
¡Cada uno con su método!

jueves, 13 de marzo de 2008

Graves sin tilde

Encontrame. Mirame. Saludame. Contame. Charlame. Enseñame. Conquistame. Deseame. Imaginame. Acercame. Histeriqueame. Calentame. Observame. Pensame. Llevame. Llamame. Ecribime. Extrañame. Buscame. Abrazame. Rozame. Besame. Acariciame. Cociname. Tocame. Mordeme. Abrazame. Chupame. Cogeme. Inspirame. Soñame. Quereme. Vestime. Desnudame. Pedime. Mojame. Secame. Levantame. Agarrame. Suspirame. Secreteame.Traeme. Meteme. Bebeme. Comeme. Acostame. Tapame. Apoyame. Sacame. Bañame. Amame. Desvestime. Seducime. Susurrame. Acabame. Apretame. Rasguñame. Mereceme. Disfrutame. Aprovechame. Escuchame. Deslizame. Sorprendeme. Poneme. Agarrame. Desabrochame. Endulzame. Excitame... Y volvé a empezar.

lunes, 10 de marzo de 2008

El camino de los sueños (otra parte)

Como una película la angulación era normal, la cámara fija, un plano pecho y nada más. Todo normal, hasta la altura. La película se transmitía por mi cabeza cual serie repetida hasta el hartazgo.
Mi cabeza se inflaba, y se inflaba. Parecía una piñata. Cuando llegaba hasta ese punto, explotaba.
El terror era tal, que no sabía si era preferible hacer que explote ya o seguir esperando sólo para no afrontar el temido final.
Peor era ver recurrentemente mi cabeza inflarse muchas noches, muchos años, y saber cuál era el final. Creo que es peor eso. Saber lo que me esperaba, el terror hasta la explosión.

Por suerte siempre fueron sueños de los que no terminaba de vivir hasta que no abría bien los ojos. Como cuando me raparon la cabeza y encima de todo el peluquero, con la máquina, me dibujo una carita feliz en la nuca. Dos puntitos y la boca. Espanto.

sábado, 8 de marzo de 2008

Feliz día, mujer

Me digo a mí misma, porque a veces la gente no me ve como mujer parece, estoy lejos de llegar a ser un travesti, pero bueno, nunca un novio me dijo feliz día, así que siempre festejé quizás un cumpleaños, con un alfajor como torta, un fosforito prendido y hundido en el alfajor destrozándolo todo. Buuujujuuu (llanto desesperanzado). (Ahora todos deberían correr a darme un abrazo y regalarme un ramo de flores y besarme apasionadamente para que yo deje de llorar cual niña que es totalmente decepcionada al recibir la respuesta negativa de su padre seguida de carcajadas al ver que en vez de una ananá dibujó una trompada literalmente a la cara de una persona cuando se le pedía dibujar una piña). Uuf, dije todo esto sin respirar.


Pero bueh, qué se le va a hacer (comentario típico del conformista que quiere finalizar una charla que no le interesa escuchar en lo más mínimo siendo el emisor de dicha charla un desgraciado social). Pará!! Estoy a full, me agité.


Volviendo al punto G de toda esta cuestión (sí, el punto Genial del que quiero hablar), es porque si no me lo recordaban hace instantes, me iba a olvidar que era mujer (mentira).


Pero bueno, no llegué al punto todavía, la cuestión es que me puse a recordar todas aquellas veces en las que comparto charlas entre mujeres amigas y por qué no con un gay en el medio, cuyo sujeto consideramos usualmente como "una más", debatiendo acerca de la imagen de la mujer que transmite la publicidad argentina, la televisión en general. Yo no puedo aceptar ahora, que los medios me vengan a refregar durante todo el sábado programitas para mujeres, y ediciones especiales con las figuras femeninas destacadas de todos los tiempos, cuando el resto del año nos dejan muy mal paradas ante la sociedad por estas razones:



  • Incontinencia: Encima de que constantemente me muestren como un líquido azul se filtra por las toallas simulando ser un coágulo de sangre, tengo que ver las nuevas toallitas para las mujeres que se les escapa un poco de pis, carajo. Y sus experiencias estando sequitas, ya con caras de no estar paspadas, o sea, felices.

  • Estreñimientos varios: Pregunto, no podían hacer una publicidad con un hombre el cual no puede sacarse ese "ladrillo" que le está transformando la cara en un terrible monstruo que necesita un exorcismo urgente o de lo contrario va a morir además de endemoniado, con un alien que se está desarrollando en su interior????? "Me siento hinchada, pesada..." (Claribel Medina)

  • Hongos vaginales: Recuerdan esa publicidad donde se ve un desfile y se desplazan unas frases, que nos cuentan que la muchacha en cuestión, tiene una figura 90-60-90, que está re buena, que no sé qué, pero que tiene hongos vaginales. Por Dios!!!!!!!! Nunca vi una publicidad tan humillante como esta! Y eso que Activia insiste en revelar que las mujeres con cara de culo, despeinadas y con ojeras no pueden cagar. Son un atentado contra los incidentes que puede llegar a tener una mina, o acaso se anda gritando por ahí que los hombres son tan eyaculadores precoces, impotentes, con diminutos miembros, por todas las publicidades del prime time de la televisión???

  • Dolores menstruales: Dejándonos como histéricas universales a menos que nos tomemos un Ibuevanol. De todas formas seguimos siendo las histéricas universales.

De más está decir la cantidad de programas estúpidos con personajes femeninos que dan vergüenza ajena. Me indigna Andrea del Boca y su mamá del año... sus caras de agitada cuando va a presentar un caso serio y de pronto la ahoga la alegría cuando te cuenta que mandando un mensaje de texto al asterisco veinte mil te podés ganar una licuadora. Aclaro, el programa ese lo ví un día en Mar del Plata aburrida antes de ir a dar una vuelta a la playa. Y me reí a carcajadas. En Buenos Aires es algo que no podría tolerar.


Bueno, me indignan muchas cosas más, pero esto es sólo una observación de lo que nadie debe pensar en el día de la mujer. Que pasen un buen día y tomen su Activia de todos los días.

Jojojojoj.

martes, 4 de marzo de 2008

El boludo dice

Me acaba de pasar algo que me da estupor.



el boludo dice:
y que ases de t vida salis o estudias
el boludo dice:
¡?¿'
*sil dice:
las dos cosas


Estoy espantada.
Esta persona que ni siquiera está en mi lista de contactos, porque apareció por un compañero de facultad de otras épocas, no puedo creer que me siga hablando.
No me conoce personalmente. No recuerdo haber tenido charlas interesantes. Lo que sí recuerdo... es que cada cierta cantidad de tiempo, yo diría, varios meses, me vuelve a hablar, como si nunca lo hubiéramos hecho antes. Pero bueno, trato de ser buena... pero me colmó la paciencia. Sobre todo con la pelotudez de pregunta que me hizo, y la forma en que me la escribió.



el boludo dice:
que buena que es la vida con vos ¿?¿?¿
*sil dice:
jajaaj
el boludo dice:
jajaja
*sil dice:
y si,.,puedo hacer dos cosas a la vez
el boludo dice:
sos bueno que quisiste insuinar que yo tampoco puedo aser do cosas a la ves
el boludo dice:
jajajaja
*sil dice:
ajaja
*sil dice:
no,.,.
el boludo dice:
pense
el boludo dice:
jajaajaja
el boludo dice:
viste que puedo pensar
el boludo dice:
jajajaja


Es en estas situaciones cuando me agarro literalmente la cabeza. Me rio un poco también. Y me pasa muy seguido. Pero no me había pasado nunca que una persona insista tantas veces en preguntarme de dónde soy y si salgo o estudio.
Después de un "jajaja" forzado de mi parte, después de haberle mostrado claras señas de mala onda, dejó de hablar. Quizás en agosto vuelva a tener al boludo preguntándome cuántos años tengo.

sábado, 1 de marzo de 2008

Locos porteños (Tomo Uno)

Bueno, y el viernes? El viernes fue un viernes de locos... bien como para terminar la semana así, locamente. Con este día se resume toda la locura que habita en las mentes porteñas. En este caso, de nuevo viendo una película. Nunca había tenido tanto miedo en una sala donde estuviera viendo una peli, pero no tenía miedo por lo que estaban proyectando, sino por la gente... Ahora no había gente súper cool y careta, por el contrario, había gente de la tercera edad (yo a cual pertenezco? a la primera y media?), bueno, viejos y viejas, los cuales me enternecen, acompañados de otras personas, o solos.
Una vieja, vistiéndose con ropas llamativas y coloridas, y tenían una onda de otra época, la cual todavía no llegué a catalogar. Capaz la vieja se la daba de "sesentosa". Y podría conjeturarlo porque fuimos a ver una película de Andy Warhol. Bah, película. Un invento que yo no llamaría película. (Esa vieja justamente, no me enterneció).
La cuestión de la "película" era no narrar nada. Se llama "The Velvet Underground and Nico" y así tan simple como el mismísimo nombre de la banda, los 64 minutos de proyección, fue la mismísima banda improvisando. Con la banda todo bien, pero había algo de Warhola que me rompió bastante las pelotas. Y eso que no tengo. La entera proyección mientras ellos tocaban, se filmó haciendo una infinita cantidad de zoom in y zoom out.
Zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, zoom in y zoom out, etc. Y cada tanto un revoleo de cámara para pasar a otros integrantes de la banda. No había prácticamente cortes.
Yo entiendo que Andy sea un gran artista pop art y toda la historia, pero creo que en esta peli, se hizo tanto el loco, que le queda mal. O sea, cualquiera podría haber hecho una filmación así, hasta yo, y no me hubieran considerado una genia por hacerlo, porque no me llamo Andy Warhol.
Recordé a Marta Minujín y su "arte, arte, arte". Claro, pero yo hago eso y se me cagan de risa. Este mundo está lleno de injusticias.
La próxima voy a crear una exposición donde sólo va a haber un pequeño cuadrado con arena, dos metros por dos, y me voy a revolcar en el. Y eso será llamado Arte, y yo seré la próxima revolucionaria artística y voy a desplazar a Marta y sus secuases.
Esa fue la proyección, recién a los 53 minutos la banda deja de tocar, hacen un par de boludeces y se van.
El tema es que la gente que presenció eso no sé qué esperaban y se fueron levantando de la sala. Al primero que se levantó, pongo todas las fichas en que le costó la decisión. Me levanto? Si, me levanto y me voy... bueno en cinco minutos si no cambia esta escena me voy... no, menor en dos, mejor ya, así me saco de encima ya esta situación... Y bueno, el primero tomó valor después de media hora y se fue.
Repentinamente tres personas más después del primero lo siguieron, un poco dubitativos, pero se animaron. Ellos claramente estaban esperando al primero que se levante, porque tendrán algún complejo de inseguridad, el cual no los deja dar nunca el primer paso.
Así, conté 21 personas que se levantaron y se fueron indignados.
Igualmente me parece bárbaro que si no te gusta algo prefieras dejarlo, antes que seguirlo hasta el final, y no dejar de quejarte. Como el gordo reverendo hdp que se sentó atrás mío.
En los sesentaycuatro minutos el tipo lo único que hacía era chistar, quejándose, como si estuviera en una interminable cola de banco, o esperando el colectivo que nunca llega, o como si fuera una vieja amargada que se queja por todo. O simplemente él, quejándose, de las peores maneras, y asquerosas.
Porque además de chistar todo el tiempo, bostezaba fuertemente, volvía a chistar, no se callaba un minuto. Eructaba, y yo casi muero del asco. Ahí ya me estaba dando miedo su comportamiento. Eructó más de una vez. Bostezó miles. Y se durmió. Qué alivio podría uno pensar, pero el silencio duró poco. Sus ronquidos eran increíbles, creo que tenía surround system a toda la sala conectado por las fosas nasales.
Yo no podía quedarme sin conocer la cara de ese desgraciado, así que aproveché cuando el tipo estaba en su primer sueño, y me dí vuelta a mirarlo. Gordo grasiento, pelado, y con cara de cerdo.
Y de degenerado.
A los cinco minutos se despierta. Y comienza de nuevo a bostezar, chistar, eructar, suspirar del enojo, y bueno, llegó el momento en el cual parece que se copó con el ritmo de la banda y me empezó a golpear con los pies en mi respaldo siguiendo el ritmo, y con las manos golpeteaba sus asientos de al lado. Muy pero muy fuerte.
Mi amiga y yo nos íbamos bien abajo de los asientos así no llegaba a ver nuestras cabezas, porque juro que tenía miedo de que aparezca el gordo entre los asientos y nos diga algo, o nos escupa, o nos eructe en los oídos.
Bueno por suerte no pasó nada de eso. Terminó la proyección, y nos fuimos.
En el medio me acuerdo que me había causado gracia algo y largué una carcajada que la escuchó todo el mundo, pero bueno, había que divertirse, la gente estaba muy malhumorada.
Cuando me iba a casa me crucé con una manifestación, y cuando estaba por cruzar una calle, ahí por Callao, yendo a Rivadavia, me quedo en la esquina esperando, y se acerca un tipo.
Se pone a boxear con el cartel ese que nos indica las calles. Duro duro... pero él le pegaba más fuerte, y yo a menos de un metro. Me quedé paralizada del miedo, pensé que después me venía a boxear a mi. Terminó dándole un cabezazo al palo y se fue.
Mis ojos quedaron tan grandes como la yema de dos huevos. Me crucé con un tipo que andaba en pelotas prácticamente, lo cubría una bolsa de consorsio.
Qué más puedo decir?